jueves, 9 de octubre de 2014

Comunicado del Frente Cívico ante la crisis del ébola

LA SANIDAD PÚBLICA, GRATUITA Y UNIVERSAL COMO GARANTE DE LA SALUD PÚBLICA

La aparición en nuestro país del primer caso de contagio de ébola en Europa ha provocado una alarma social de primer orden, así como un debate sobre la actuación de las autoridades sanitarias y el Gobierno en la gestión de la crisis.

Esta situación se remonta a la decisión de la repatriación de los dos misioneros españoles infectados. Si bien es cierto que en medicina no existe el “riesgo cero” y que este traslado suponía un potencial peligro para la población, también lo es que no estaba desaconsejado ni por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades estadounidense (CDC) ni por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aunque algunos profesionales mostraron su disconformidad por la medida y entendiendo que es mucho más eficaz dedicar recursos para fortalecer los sistemas locales de los países originariamente afectados, desde el Frente Cívico “Somos Mayoría” (FCSM) pensamos que no debe perderse de vista el aspecto humanitario y, sobre todo, solidario al que debe aspirar una sociedad madura. Además, la defensa de una sanidad universal exige luchar por un sistema sanitario que no establezca discriminación en cuanto a la atención al paciente, ya sea un misionero en África o un inmigrante indocumentado en nuestro territorio.

Nos resulta una manifiesta hipocresía entrar en este tipo de debates justo cuando el virus del ébola afecta a ciudadanos occidentales, convirtiéndose en una noticia de alcance. Se demuestra así que el derecho a la salud no se distribuye de forma equitativa en todo el mundo, ya que sólo existe en ciertas partes cuando en caso contrario puede afectar a las poblaciones de los países occidentales.

Otra cuestión distinta es no tomar la decisión de la repatriación de los enfermos si no existe la certeza de que nuestro sistema de salud está suficientemente capacitado para atenderlos minimizando los riesgos de una posible transmisión de la enfermedad, es decir, cumpliendo los protocolos. Y es este punto el que nos parece de extraordinaria gravedad al ser la consecuencia de un proceso de mercantilización de la salud que solo busca aumentar los beneficios económicos de intereses privados.

El progresivo desmantelamiento del Sistema Nacional de Salud, especialmente grave en comunidades como Madrid, solo puede provocar situaciones de falta de recursos humanos e infraestructuras, preparación inadecuada del personal que tiene que enfrentarse al virus e improvisación de las actuaciones como las que venimos observando estos días. Cuando la Salud Pública tiene como principal objetivo el ahorro, en nombre de la sacrosanta austeridad, y no la gestión de los recursos en función de las necesidades, podemos encontrarnos en situaciones en las que se actúa más de cara a la galería que para asegurar el bienestar de la población.

La acumulación de los sucesivos recortes presupuestarios, con la consiguiente reducción de personal, y la privatización de la sanidad pública nos ha provocado que abordemos la crisis desde una planta desmantelada del otrora centro de referencia para el control de enfermedades infecciosas, sin material suficiente y con el personal especializado y con experiencia asignado en otras localizaciones, y todo ello en una comunidad autónoma donde se abolió la Dirección General de Salud Pública, se desestructuró la planificación sanitaria del territorio anulando las áreas de salud y se planteó la privatización de la prestación de servicios. El hecho de que el Hospital Carlos III vaya a convertirse en un hospital auxiliar del Hospital General de la Paz y encargado de la atención a pacientes crónicos, y menos rentables, señala los intereses que persigue esta “racionalización” del gasto sanitario.

En este momento asistimos a una campaña mediática, y de parte del Ministerio de Sanidad, para computar como error humano lo que es un despropósito en la gestión y planificación sanitaria. Si, como cualquier especialista sabe, los protocolos de control de infecciones no suelen fallar en la identificación de la fuente o la vía de contagio si no por la insuficiente adherencia del personal sanitario, la responsabilidad está en manos de aquellos gestores que no proporcionan ni los conocimientos ni los recursos necesarios para controlar este brote. El que un profesional sea considerado suficientemente preparado para afrontar esta situación de riesgo tras recibir un curso de una hora de duración en el manejo de un traje de aislamiento es el culmen de los despropósitos y la ineptitud de los responsables sanitarios. Esto es palpable al comprobar la sucesión de errores en el control a posteriori de la actividad de los pacientes infectados.

Esta crisis señala el daño producido por los responsables políticos del Ministerio de Sanidad y las Consejerías de Salud a la Salud Pública en nuestro país a través de sus políticas de recortes de presupuestos, reducción de personal y disminución de los servicios prestados a la población.
Desde el FCSM exigimos responsabilidades a las autoridades políticas sanitarias, pedimos un entorno de respeto y medios suficientes para permitir que los profesionales sanitarios realicen su trabajo y solicitamos precaución a los medios para no crear un alarmismo injustificado que empeore la situación.

Madrid, 8 de octubre de 2014
Mesa Estatal del Frente Cívico “Somos Mayoría”

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